miércoles, 17 de diciembre de 2008

"Empecemos a re-estudiar el Perú"

SOBRE LA INMADUREZ

Entre la cordial y generosa montañita de cartas que nos han llegado, desde los más distintos y alejados rincones del mundo, por la aparición de nuestro “SOFOCLETO DOMINICAL”, hay una buena cifra de “visitadores” (ambos sexos, porque sin las mujeres no se puede vivir) relacionados con las eventualidades de la vida política en lo que todavía nos queda del Incanato.
No entraremos en más detalles, ni en nombres (por ahora) ni tampoco en nuestras inmortales “chapas” indelebles con que re-bautizáramos a tantísimos políticos, de todas las categorías y jerarquías. Nos parece -es evidente- que hay una gran crisis en el país, así como una grave resquebrajadura en cuanto a la realidad, los personajes del evento gubernamental y lo que se llama en la Parla Política “la circunstancia”. Aparte de eso hay una profunda inmadurez, una ambición desatada y una especie de locura colectiva donde ya no se sabe por dónde, exactamente, estamos caminando. Y hacia dónde.Emitir una opinión rotunda a estas alturas resultaría de una irresponsabilidad total y peligrosa. Para mí, con perdón de los puritanos, el Perú-personaje está enfermo, contaminado de algo, sufriendo de alguna peste y viviendo en la Luna. Es, con toda simpatía por mi patria, una verdadera mazamorra. El Perú actual está como uno de esos pacientes hospitalizados a los que se debe auscultar, examinar y profilactar (con perdón del neologismo) para determinar, exactamente, lo que sufre y de qué padece.Claro, imaginar al Perú en una cama de hospital, con pijama, un termómetro en la boca y una lavativa en el sitio correspondiente, no es como para levantar el ánimo a la indiada (en la que me incluyo), pero por un nudo hay que retomar la soga y todos, creo, tenemos la obligación de meter la cuchara para que nada se quede en el fondo. Dicho de otra manera, creo que al “meccano” del Perú lo han desarmado sin mucha experiencia y lo quieren armar, ahora, sin las indicaciones correspondientes. No me refiero particularmente a nadie, pero lo cierto es que andamos y estamos mal, como los niños muy niños, con diarrea, que no necesita presentación. Criticar es muy fácil y creo que pocas veces en nuestra Historia hubo tanto espacio para sembrar lo que uno quiera y, particularmente, productos relacionados con el Humor. ¿Chapas?. Tengo más de cien maravillosas, escondidas bajo tierra, lo mismo que algunos artículos, poemas, décimas, sonetos y cuanto siempre mantuve en mi repertorio, pero creo que todavía es mejor esperar, para ver si -por lo menos la buena suerte- nos alcanza para llevarnos por el camino preciso.
Siempre he dicho que al Perú no hay que tenerlo pegado a la nariz sino mirarlo en perspectiva. Desde un poco lejos se tiene la versión panorámica perfecta de lo que se debe examinar o autopsiar. Miren ustedes el grotesco problema habido entorno al caballo de Pizarro. Han resurgido los españolistas, que siguen viviendo en la Luna, sin la menor idea de lo que es nuestra nacionalidad. Veamos las cosas desde lejos, que eso es muy bueno –increíblemente- para los miopes importantísimos: Hernán Cortés (hay versiones de que el apellido era Cortéz, pero no importa; aquí en el Perú, todos los personajes tienen errores y horrores ortográficos (¡Si anotáramos cuanto se dice en el Ejecutivo y en el Parlamento..!) y lo importante es decir lo que se piensa. Don Hernán hizo de las suyas, naturalmente... tuvo su amante oficial (La Malinche) y lo pasó de lo más bien hasta que le salió el número premiado en el cementerio... ¿Qué ocurrió después? Nada. Para los mejicanos Cortés era un invasor, un asesino y (ver diccionario) un ladrón de siete espuelas. A la Malinche la calificaron de traidora, polilla y demás elogios, pero lo importante es que, hasta la fecha, en la Historia Mejicana y en México, no aparece el nombre de Cortés ni de la Malinche en ninguna parte, excepto en los W.C. (que no son las iniciales de Walter Carranza sino de Water Closed). Dicho de otra manera, en todo México NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA QUE RECUERDE O ACEPTE A CORTES Y/O A LA MALINCHE.
Pero, ¿Qué ha pasado en el Perú con el caballo de Pizarro?. Que anduvo en el interior de la catedral, que lo pusieron luego en la escalinata principal del Arzobispado, lo trasladaron después de la plazuelita donde está el Servicio de Inteligencia Política, a la izquierda de Palacio y que, finalmente, lo tumbaron veinte cholos con una sonrisa de pómulo a pómulo. ¿Algún nativo descontento? No. Más bien le hacían cachita, en las narices. Pero ¿Quiénes salieron en defensa de Pizarro? Pues toda la huachafería social (?) que sigue sintiéndose “española”, vale decir “chapetona” como siguen siendo españoles los hijos (tres) que le dejó el virrey Amat a la Perricholi. En el Perú hay muchas cosas por tirar abajo, comenzando por la huachafería, de la que todos tienen su microbito por ahí. No es fácil renunciar a un antepasado, porque puede ser tema de conversación. Pero no es tan importante como creen algunos. Uno es de donde nació; no de donde nacieron sus antepasados. Y hablo por mí mismo, para poner la sopa en el fogón. Atenti: EN TODOS LOS LIBROS DE HERÁLDICA ESPAÑOLA, aparecen los antepasados directos, legítimos, auténticos y verdaderos de mi familia por vía directa y maternal DE LAMA. Repito, DE LAMA, con su “de” legítimo y no como lo usan huachafamente algunos, por ahí. Algún día me ocuparé de esto al detalle, porque la familia comienza en el año 1,070, cuando mis antecesores fundaron Santander a través de don Gómez Fernández de Segovia, modestamente secretario del rey Alfonso XI, quien le concedió el “Señorío de la Casa de Lama” y fue el primero que tomó ese nombre (De Lama) por apellido. Su hijo, Gabriel de Lama, II Señor de la Casa de Lama; Maestre sala de don Enrique IV, casado con doña Inés de Toledo, de la casa de los Duques de Alba (mis hermanos) –ya fallecidos- somos sobrinos 18 de la Casa de Alba, y por lo tanto, primos 18 de la Duquesa de Alba. Sus armas o escudos, son siete. Están en mi casa y en pergamino de la época. Etc. La lista es interminable. Pero desde el año en que llegó Pizarro a Piura, también llegó mi antepasado, que se quedó ahí, en Piura, porque no era soldado sino agricultor. Sigue la lista: Nacieron en Piura mi súper- tatarabuelo, mi tatarabuelo, mi bisabuelo, mi abuelo, mi madre (porque mi taita era inglés venido a Lima) y el suscrito que es el único sobreviviente en línea directa. He conocido personalmente al Rey de España, al Conde de Barcelona (quien era su padre) a la Duquesa y a muchos parientes de Lama, que todavía quedan en Santander, donde tenemos un mausoleo más grande que nuestra Plaza de Armas, pero nosotros (Yo, mis hijos Luis Felipe y Allan Norman, quien se llama Norman por nuestro tío abuelo, Sir Norman Angell, Premio Nobel de la Paz) somos peruanos hasta el último pelo de la cabeza o cualquier parte. Creemos que Pizarro fue, entre otras cosas, otro asesino (además de ladrón, amén de ambicioso y necio, como dice la canción) que NUNCA DEBIO ESTAR AQUÍ DONDE LO TUVIERON. En lugar de Pizarro (arriba, monumento a Pizarro en Piura, ex mercado viejo) han debido rendir un homenaje nacional que recordara al Inca Atahualpa, del cual hemos sido hermanones desde el segundo de Primaria, cuando comenzamos a saber de él, por nuestro librito de Historia del Perú.
En nuestro país estamos como las paltas verdes: Tenemos que madurar a tiempo o nos podrimos con pepa y todo. ¿Por qué no creamos una Academia Anti-Huachafería, con becas para algunos personajes parlamentarios, judiciales, gubernamentales y tantos otros males que andan por ahí? Empecemos a re-estudiar el Perú, en clases para todas las edades: Desde los seis hasta los ochenta años. Matrícula gratuita, con lápices y cuadernos gratis, amén de su desayuno con buena mantequilla y leche en vez de té, como se hace ahora. ¡Ta, que sacaríamos unos ciudadanos como para chuparse, no los dedos, porque el país anda muy corto en dedos limpios, pero –por lo menos- los dientes de uno mismo, que son gratis!
¡A la pucha, me había olvidado de Huáscar... pero, como lo sacaron en el primer tiempo y siempre le faltó ñeque, nos quedamos con el cholo Atahualpa, nomás...

1 comentario:

Antonio F. J. Zeta dijo...

Don Rafael, me considero un lector privilegiado de Sofocleto, lamentablemente, después de mucho buscar y poco encontrar (tanto en las librerías como en la red), decidí tirar la toalla (o sea, dejar de buscar). Pero, ahora me topo con este blog y me lleno de ilusión al leer -arriba- en uno de los comentarios que Ud. posee enlaces de descarga de la obra de Sofocleto. De más está decirle que agradecería infinitamente su gesto de atención a mi solicitud. Esperando una pronta contestación, me despido dejándole mi dirección electrónica para una próxima rpta.

xiscojavi@hotmail.com