domingo, 11 de noviembre de 2012

SOFOCLETO Y LA LITERATURA DE FANTASIA



Publicado en   http://mildemonioscultural.wordpress.com/2012/11/09/promotores-de-la-literatura-peruana-de-fantasia-1-sofocleto/

El 7 de noviembre hicieron en la San Marcos un simposio sobre literatura fantástica.  Entre otros, José Donayre expuso sobre la figura del vampiro, José Güich sobre la narrativa fantástica peruana en la década de los setentas y David Roas leyó un cuento inédito.  Yo participé en la primera mesa, junto a Nehemías Vega Mendieta y Moisés Sánchez Franco.  Mi tema: Cómo Luis Felipe Angell (concido también como Sofocleto) había sido también un autor de fantasía.
De hecho, revisitando a Sofocleto para preparar la exposición he llegado a la conclusión de que este pata era un genio.  Hacía básicamente lo que le daba la gana.  Estamos hablando de un tipo que escribió en El Comercio, en Correo, en Ojo, en Expreso (en donde comentó que era natural que escribiera, pues él mismo era un “ex-preso”, dado que había estado en la cárcel), en La República, en La Mañana e incluso en Selecciones.  Sus dos grandes aportes a la prensa fueron su columna (el célebre Sofocleto en dos columnas) y sus sinlogismos (especie de frases que eran graciosas por sí mismas y en cualquier contexto).  Sin mencionar el periódico que eventualmente fundó, Don Sofo.
Pero por supuesto que si conocemos a Sofocleto hoy en día es por los maravillosos libros que dejó: San Camilo, Manual del perfecto deportado, Los cojudos, etc.  Este pata escribió más de 120 libros, de los cuales conocemos unos cuantos, solamente.  Y algunos de estos tuvieron un monstruoso tiraje de 10,000 ejemplares y hasta de 20,000.  O sea, era un autor altamente popular y leído.  Cuando falleció estaba en el proceso de recopilar todo lo que había escrito para publicarlo nuevamente.
El rollo fantástico con Sofocleto viene por dos lados.  Primero, tiene narraciones que son abiertamente fantásticas, como su historia en El ángulo agudo, en el que describe un viaje involuntario en microbus y entra a los detalles del microcosmos que compone, según él, el interior de una de esas unidades de transporte en el momento en el que escribió el texto.  Es una narración abiertamente fantástica, en la que el tiempo y el espacio de transgrede completamente.  En su libro Mundos imposibles, el investigador Elton Honores analiza otro cuento de Sofocleto, El gato, sobre dos felinos tuertos, cada uno de los cuales ilumina con los ojos que les quedan.
Segundo, Sofocleto aporta al género de fantasía a través de su método de “irse por las ramas” dentro de esos supuestos tratados serios que escribió.  El mejor ejemplo es Los cojudos, que se supone que es un análisis sobre la conducta del peruano, pero es roca y media.  Ahí dentro incluye pasajes en los que se va por las ramas y se manda con tremendos asteroides que bien califican como fantasía.  Por ejemplo, su propuesta de que la cojudez se transmite por medio de un virus.
En fin, Sofocleto es un maestro y merece mayor reconocimiento hoy en día.  Algo deberíamos hacer.